Teniendo en cuenta que esta gira esta siendo un concierto constante y que no hay sarao boricua (lease sorullo, bohemia o vente tu) en el que no acabemos cantando, hay poco lugar para el descanso. Y ya es bien tarde. Pero en vez de aprovechar para dormir, prefiero pasar por este confesionario "in-discreto" a dejar constancia de que, tras un dia como el de hoy, lo mejor de esta experiencia es lo pequenho, lo sencillo, lo invisible...
Hoy hemos compartido muchas horas con personas que decidieron regalarnos su tiempo y acompanharnos a ver por fin el Rio Grande de Loiza (al que le hemos cantado con absoluta emocion). Gente sencilla y estupenda que, sin otra pretension que darnos su companhia, nos ha ofrecido con admirable generosidad todo lo que tiene. Personas convocadas desde el carinho y a miles de kilometros por nuestros incondicionales Vanessa y Andres, que nos han ofrecido un ramillete de sonrisas francas como las que ellos siempre nos han brindado en Madrid.
Y es por esto por lo que una se alegra aun mas de haber atravesado el Atlantico para comprobar por enesima vez que el mundo es bien pequenho y que la magia de coincidir con seres humanos excepcionales, es una fuente de energia inagotable que puede ocurrir en cualquier parte y en cualquier momento.
Julia nos trajo hasta aqui con una mision que poco a poco se va revelando; pero hoy se que esa mision incluia coincidir con Juanpi, con su madre, con Luis que recita de memoria versos de chocolate, con Judith, tan llena de luz.
Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio
y coincidir...
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